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Por Frederik Joelving
NUEVA YORK (Reuters Health) – Todos los adolescentes sexualmente activos deberían hacerse el test de VIH, según recomienda una actualización de las guías de la Academia Estadounidense de Pediatría.
Y en las zonas con altas tasas de infección, todos los adolescentes mayores de 16 años deberían hacerse el control.
Más de 1,1 millones de estadounidenses están infectados con VIH y 55.000 de ellos tienen entre 13 y 24 años.
«El 48 por ciento de los jóvenes infectados ignoran que lo están», dijo el doctor Jaime Martínez, de la University of Illinois, en Chicago, quien participó de la redacción del informe publicado en la revista Pediatrics.
«Y es importante saber que ese desconocimiento impulsa la epidemia», agregó.
El VIH causa sida cuando la persona no recibe tratamiento; los nuevos fármacos pueden impedirlo durante años. Saber si uno está infectado también reduce la transmisión del virus.
Desde el 2006, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por su sigla en inglés) promueven que toda persona mayor de 13 años se haga el test de VIH independientemente de los factores de riesgo en las áreas con muchos casos sin diagnosticar.
La nueva recomendación es un poco más conservadora, indicó Martínez, quien manifestó que el 60 por ciento de los alumnos de duodécimo grado se define sexualmente activo y admite que a menudo tiene relaciones sexuales luego de haber consumido alguna droga.
El autor comentó que el test del VIH cuesta unos 14 dólares y tiene una precisión del 99 por ciento. Menos del 1 por ciento de las pruebas dan una falsa alarma.
«Espero que los pediatras se sientan cómodos ofreciendo el test», dijo Martínez.
Pero no a todos los expertos los convence la pesquisa universal.
Hace una semana, un estudio de hospitales de Francia reveló que habría que hacerles el test a más de 1.000 adultos para detectar una infección.
Por su parte, el panel federal de expertos U.S. Preventive Services Task Force no recomienda el test para la población general, pero promueve la pesquisa de los grupos de alto riesgo, como las prostitutas, los hombres que tienen sexo con hombres y los adictos a las drogas.
El doctor Jason Haukoos, del Centro Médico de Denver, es uno de los críticos de la modificación de los programas de control.
«Hay pruebas razonables que respaldan la pesquisa, pero se desconoce cuál es el mejor enfoque. La recomendación es una declaración razonable, pero no va muy lejos en cuanto a cómo debería implementarse», dijo.
Haukoos señaló que, por ejemplo, existen dudas sobre el consentimiento y la información sobre los niños. Además, no se sabe quién cubriría los análisis extra.
«El gran problema acá es que ignoramos si es una medida costo-efectiva», finalizó Haukoos.
FUENTE: Pediatrics, online 31 de octubre del 2011