José Vicente González Navarro, presidente de la Sociedad Española de Contracepción (SEC)
La píldora, los parches y los anillos vaginales forman parte de los denominados anticonceptivos hormonales combinados. Desde su comercialización en 1960, los han utilizado millones de mujeres. A medida que se han incorporado nuevos productos de este tipo se les ha clasificado como anticonceptivos de primera, segunda, tercera y cuarta generación, aunque esta catalogación se ha basado en un criterio cronológico y no científico, puesto que los fármacos apenas han variado en su composición y mecanismo de acción. Esto significa que se cuenta con una amplia experiencia en el uso de estos fármacos y que sus efectos son bien conocidos. Por eso, recientes casos de tromboembolismo venoso grave, ocurridos en Francia, han llevado tanto a las autoridades españolas como a los profesionales sanitarios a puntualizar que la mayoría de los efectos secundarios de estos tratamientos son menores, se suelen dar al inicio y el tromboembolismo es muy poco frecuente en mujeres que no tienen este tipo de riesgo. Por el contrario, se obtienen diversos beneficios para la salud femenina, como ayudar a prevenir futuros casos de cáncer de ovario o endometrio, según explica en esta entrevista José Vicente González Navarro, presidente de la Sociedad Española de Contracepción (SEC) y ginecólogo en el Hospital Clínico de Zaragoza.
¿Desde cuándo se utilizan los anticonceptivos hormonales combinados y cuáles son sus componentes?
Los anticonceptivos hormonales se utilizan desde 1960. Primero se introdujeron en EE.UU. y, luego, en Europa, donde se han empleado de manera ininterrumpida, primero en forma de comprimidos y, después, de parches y de anillo vaginal. Estos tratamientos combinan un estrógeno con un gestágeno y de ahí que, debido a esta composición, nace el nombre de ‘tratamientos hormonales combinados’.
¿En qué se diferencian los tratamientos hormonales combinados de tercera y cuarta generación de los de la primera?
«La gran mayoría de efectos secundarios de la píldora son menores y no perjudican para nada la salud de la mujer»
Es un artificio porque, desde el punto de vista científico, no ha tenido mucho interés. Se han llamado así en función del periodo en que se han incorporado al mercado. En este caso, esta clasificación de píldoras de tercera y cuarta generación se ha hecho en función del momento en que se han comercializado por el mercado farmacéutico, y no de su composición, estructura y mecanismo de acción. De esta forma, cronológicamente, han surgido las píldoras de primera y segunda generación hasta la tercera y, ahora, la cuarta. Pero a los profesionales no nos acaba de gustar esta clasificación porque no habla del producto, sino de su edad.
¿Cuáles son las principales ventajas de los anticonceptivos hormonales combinados?
La primera gran ventaja es su alta seguridad, ya que no perjudican la salud de la mujer y solo tienen un pequeño riesgo menor. Los beneficios de usarlos, frente a no hacerlo, es que disminuyen la cantidad de la regla en quienes la tengan abundante, el dolor o los síntomas que acompañan a la menstruación y las molestias del síndrome premenstrual; mejoran el aspecto de la piel, en casos de acné o vello en exceso; y para quienes los toman disminuyen la probabilidad en el futuro de cáncer de ovario o endometrio. Este es uno de los beneficios más importantes.
Los riesgos asociados al uso de estos anticonceptivos son mínimos, pero, ¿cómo explica los recientes casos de trombosis graves que ha habido en Francia?
La gran mayoría de efectos secundarios de la píldora son menores y no perjudican para nada la salud de la mujer. La mayor parte surgen al inicio de empezar el tratamiento y, entre ellos, figuran sentirse más pesada, molestias como presión mamaria, manchas en la piel y retención de líquidos, que no son consecuencias graves. El tromboembolismo es un efecto secundario grave, pero es muy poco habitual. Es un problema muy pequeño que es muy poco frecuente en quienes no tienen riesgo. Las mujeres que sí lo tengan deben hablarlo con su médico, que prescribirá esta anticoncepción solo a quienes no tengan factores de riesgo. De hecho, así lo hacemos.
¿Se ha ido ajustando mejor qué mujeres tienen mayor riesgo de tromboembolismo con el empleo de los anticonceptivos hormonales combinados?
«El tromboembolismo es un efecto secundario grave de los anticonceptivos hormonales combinados, pero es muy poco frecuente»
Estas complicaciones surgen durante los primeros meses de uso y si lo hacen en mujeres jóvenes, es porque se ignoran sus antecedentes de predisposición a sufrir este efecto. A las mujeres en las que sí se conocen estos factores de riesgo, se intenta no darles este tratamiento; aunque también hay que tener en cuenta que si se quedan embarazadas supone un perjuicio mucho mayor. Sin embargo, la tromboembolismo no es un efecto obligado de la píldora; lo único que hace es aumentar un poco este riesgo, pero no producirlo.
¿Cuáles son las usuarias de los anticonceptivos hormonales que tienen más riesgo de sufrir un tromboembolismo?
Todas las que ya hayan sufrido un episodio trombótico o sus familiares directos, sobre todo a edades jóvenes, como un hermano o los padres. Por supuesto, también las que tengan determinada patología médica que aumente este riesgo y las fumadoras por encima de los 35 años, con obesidad u otros factores cardiovasculares, como la hipertensión. Pero entre la población joven y sana, la gran mayoría pueden recurrir a la anticoncepción.
En relación a todo esto, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha emitido en fechas recientes unas conclusiones. ¿Cómo las resumiría?
Lo más importante es que los beneficios de los anticonceptivos superan con creces sus riesgos, que ninguna mujer que utilice anticonceptivos tiene por qué suspenderlos, que se puede empezar el uso de la anticoncepción después de descartar este riesgo, porque no produce más daño que beneficios.
Entonces, ¿piensa que se ha creado una alarma infundada al retirarse uno de estos tratamientos hormonales en el país galo?
«La píldora es un método anticonceptivo muy eficaz, seguro y que aporta ventajas para la salud global de la mujer»
Sí, se ha creado una alarma injustificada porque no se ha retirado, sino que se ha encuadrado como un nuevo uso de la medicina, para alteraciones de la piel como el acné o el hirsutismo. Así pues, lo que ha ocurrido en Francia es que se ha aprobado cambiar su indicación de anticonceptivo a solo para el acné o para disminuir el hirsutismo, pero no se ha retirado.
Pero, aun así, hace poco se han registrado varios casos de trombosis graves.
Este es un efecto que se conoce desde siempre, pero que los noticieros han sobredimensionado. Insisto en que es algo que ya conocíamos. Una revisión de los datos confirma que el riesgo al que están expuestas las mujeres es muy bajo.
¿Cuáles son, pues, los principales efectos adversos de la píldora?
Sobre todo, que disminuya la eficacia de los embarazos si se toma mal. Solo hay una circunstancia en la que puede surgir esta complicación porque el riesgo está aumentado, que es al inicio de su consumo y, por lo tanto, cada vez que se interrumpe la toma y se reinicia. La mujer que corta su uso, cada vez que reinicia el tratamiento, vuelve a estar en riesgo. También un mal cumplimiento -emplearla mal- hace que pierda eficacia.
Eficacia y uso de la píldora
«La eficacia de la píldora en condiciones teóricas ideales, es decir, sin olvidarse de tomarla, es de por debajo de 0,5% fallos (alrededor del 0,3%). En la calle es un poco peor porque se interrumpe la toma -las mujeres no se acuerdan-, y hay hasta un 8% de fallos en la población con un muy mal cumplimiento (y, por lógica, en estos casos no funciona el anticonceptivo). La media es de entre un 1% y un 1,5% de las mujeres usuarias, cuando se tiene en cuenta a los colectivos que no hacen un buen uso de la píldora. Así que podríamos decir que los fallos se sitúan entre el 0,3% y el 1,5%», informa José Vicente González Navarro.
«La píldora es un método anticonceptivo muy eficaz, seguro y que aporta ventajas para la salud global de la mujer, por lo que debería haber un mayor uso. En España, la píldora, el anillo o el parche los utilizan el 20% de las mujeres en edad fértil, muy por debajo de Francia, donde los usan el 40%; o Alemania, el 35%; e, incluso, de Italia y Portugal, con un 30% y 60%, respectivamente, que son países de nuestro entorno», destaca González Navarro.