Por Megan y Brooks

NUEVA YORK (Reuters Health) – Un equipo de Canadá publica en una edición especial de JAMA sobre la salud infantil que dos dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) en las niñas serían tan efectivas como las tres dosis que se aplican en las mujeres jóvenes. Leer más

Un esfuerzo en Australia obtuvo una reducción nacional del 93 por ciento en las tasas entre las niñas y las mujeres jóvenes Leer más

  • La prueba es aún preliminar y deberá ser validada en una muestra mayor
  • Los ‘aciertos’ en el caso de ovario es muy reducida para aplicar el test Leer más

La idea, originada en la Casa Blanca, puede enraizar en casi todos los hogares, afirma una experta Leer más

Por Carina StorrsReportero de Healthday

LUNES, 26 de noviembre (HealthDay News) — Los médicos deben informar a sus pacientes adolescentes sobre la anticoncepción de emergencia, como Plan B, y darles una receta para el mismo si son sexualmente activos, según una nueva declaración de política de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP). Leer más

Por MARTA VÁZQUEZ-REINA

La amniocentesis y otras técnicas de diagnóstico prenatal invasivas ya no son la única opción para las embarazadas que desean verificar si su hijo sufre alguna anomalía genética, como el síndrome de Down. Una prueba tan sencilla como un test de sangre, que estará disponible en los laboratorios privados de España a partir de enero de 2013, permite detectar algunas de las alteraciones cromosómicas más importantes. En este artículo se intenta dar respuesta a la pregunta ¿es este el definitivo adiós a la amniocentesis? De momento, este análisis de sangre es una prueba fiable del síndrome de Down que ya se utiliza en países como Estados Unidos y Australia. Sin embargo, no puede diagnosticar otras alteraciones, como anomalías cardiacas o muchas enfermedades hereditarias, que sí las detecta la amniocentesis, una prueba con riesgos para el bebé.

¿Adiós a la amniocentesis?

¿Está el bebé bien? ¿Será un niño sano y sin ninguna anomalía? Estas preguntas son planteadas con frecuencia por muchos padres desde el inicio del embarazo. Para poder dar una respuesta acertada, los especialistas han acudido durante años a la llamada amniocentesis, una técnica invasiva que extrae células del feto que flotan en el líquido amniótico de la madre durante la gestación. La amniocentesis es utilizada en población de riesgo (mayores de 35 años o con antecedentes familiares de malformaciones) para detectar, sobre todo, el síndrome de Down en el feto.

Pero las investigaciones en el ámbito del diagnóstico prenatal avanzan y el objetivo es detectar las posibles anomalías congénitas con la máxima fiabilidad pero, también, con el menor riesgo. La respuesta está en una nueva prueba realizada a través de un simple análisis de sangre de la madre. Esta prueba prenatal, señala Cristina González, genetista y vocal de la Asociación Española de Genética Humana, y una de las investigadoras pioneras en este ámbito en España, permite «detectar anomalías genéticas a través de un análisis de ADN del feto obtenido de la sangre materna».

Análisis de sangre: una prueba fiable del síndrome de Down

En la sangre de la embarazada hay un pequeño porcentaje de ADN del feto

González explica que en la sangre de la gestante, además de su propio ADN, «hay un pequeño porcentaje de ADN fetal», que, gracias a las técnicas disponibles en la actualidad, «puede ser analizado para detectar, además del sexo del bebé y su factor sanguíneo(Rh), algunas anomalías cromosómicas, en especial las trisomías 21 (que causa el síndrome de Down), 13 (originaria del síndrome de Patau) y 18 (responsable del síndrome de Edwards).

La realización del análisis de ADN de la sangre materna no representa ningún peligro para el bebé. «No existe riesgo de daño fetal», afirma González. El test sanguíneo no conlleva el riesgo de aborto (aproximadamente un 1%) que sí implica la amniocentesis. Su fiabilidad es similar, «en torno al 99% de aciertos», puntualiza la especialista.

Otra de las ventajas del test de sangre para detectar anomalías genéticas del bebé es que, cuando se trata de averiguar el sexo del bebé durante el embarazo, permite obtener resultados muy fiables en fases muy tempranas de la gestación. «A partir de la semana sexta del embarazo ya se puede detectar el sexodel futuro bebé», apunta González. No obstante, como la cantidad de ADN del bebé en la sangre materna aumenta a medida que avanza la gestación, la técnica es más certera en torno a las semanas 10 u 12 del embarazo.

El análisis de sangre en lugar de la amniocentesis

Cristina González afirma que la mayoría de las amniocentesis, así como las biopsias de corion, que se realizan hoy en día para detectar las trisomías 13,18 y 21 «podrían evitarse a través del análisis en sangre materna». No obstante, tal como matiza esta especialista, la amniocentesis no se limita a la detección de estas variaciones genéticas, ya que «puede diagnosticar otras alteraciones, como anomalías cardiacas o muchas enfermedades hereditarias» que el test de sangre no puede aún detectar.

Por otra parte, en caso de obtener un resultado positivo en alguna anomalía genética, puede serrecomendable confirmar a través de una técnica invasiva (amniocentesis), que solo considere el ADN fetal. «Aunque el índice de acierto a través de la sangre materna es muy alto -incide González- nunca se puede descartar un fallo de la técnica, por ejemplo, como consecuencia de la contaminación con un ADN externo».

Disponibilidad en España del análisis de sangre

En Estados Unidos, Alemana y Austria ya se utiliza esta prueba diagnóstica desde hace un par de años para detectar el síndrome de Down. Sin embargo, este test de ADN fetal en sangre materna ha sidopresentado en fechas recientes en España y podría estar disponible a partir de enero de 2013, aunque a través de laboratorios privados.

El traslado de esta prueba diagnóstica al sistema sanitario público, sin embargo, no parece muy factible, en opinión de Cristina González. «Su elevado coste es un factor muy limitante» y hace «imposible» su implementación en los laboratorios públicos. A pesar de esto, González se muestra positiva, puesto que «el avance y el desarrollo de las técnicas suele abaratar costes».

Pruebas invasivas y no invasivas

¿Será un niño sano, sin ninguna enfermedad genética? Esta pregunta es frecuente durante el embarazo, ya que es un tema que preocupa a los futuros padres y madres. Para poder dar una respuesta acertada, los especialistas deben recurrir a las distintas técnicas de diagnóstico prenatal, diferentes pruebas y cribados que permiten detectar, de una forma cada vez más temprana y fiable, posibles anomalías congénitas en el feto, entre ellas, el síndrome de Down.

Las pruebas invasivas implican una intrusión en el medio intrauterino

Estas técnicas de diagnóstico prenatal se clasifican en dos grandes grupos: las no invasivas, como la ecografía, y las invasivas, que implican una intrusión en el medio intrauterino pero (al menos hasta el momento) una mayor fiabilidad en los resultados, como la amniocentesis o la biopsia de corión.

Las pruebas no invasivas se emplean en la actualidad de forma rutinaria en distintos momentos del embarazo. Sin embargo, las invasivas, al implicar un mayor peligro para el bebé, se recomiendan tan solo en las gestaciones donde se detecta un riesgo elevado de presencia de algún defecto congénito en el pequeño, como es el caso de embarazos a partir de los 35 años o antecedentes de enfermedades genéticas en la familia.

Actualmente la vasectomía es uno de los métodos de esterilización más comunes en los Estados Unidos. Si cambia de opinión acerca de tener hijos luego de haberse realizado una vasectomía, hay dos intervenciones que pueden ayudarlo a tener un hijo con su pareja. Las dos opciones son: revertir la vasectomía o realizar una aspiración de espermatozoides antes de la fertilización in vitro (FIV). Leer más

Por Julie Steenhuysen

CHICAGO (Reuters) – Investigadores estadounidenses hallaron un compuesto que finalmente podría conducir al desarrollo de una píldora anticonceptiva para hombres.

En experimentos de laboratorio, ratones macho que recibieron el fármaco se volvieron completamente infértiles durante el tratamiento, dado que producían menos cantidad de espermatozoides, y con menor movilidad.

La medicación, originalmente probada como parte de un proyecto de investigación oncológico más amplio, no afecta el sistema hormonal o el deseo sexual, indicó el jueves el equipo.

«No hay efecto sobre la confianza sexual de los ratones. Los animales exhiben conductas sexuales y una frecuencia de copulación normales», dijo el doctor James Bradner, del Instituto Oncológico Dana-Farber en Boston, cuyo estudio aparece en la revista Cell.

Además, el efecto es completamente reversible. Una vez que los médicos dejaron de administrarles el fármaco, los ratones pudieron ser padres de crías saludables, sin efectos secundarios aparentes, expresó Bradner.

Los científicos señalan que la investigación es emocionante porque brinda un enfoque único al problema de la anticoncepción masculina, que yace ampliamente en métodos menos confiables como el uso del preservativo, o procedimientos más permanentes como las vasectomía.

El laboratorio de Bradner se especializa en el desarrollo de nuevos fármacos para minar la memoria molecular de las células cancerosas, que les ordena reproducirse.

Esos indicadores de memoria están distribuidos en todo el genoma, el ADN que conforma el código genético de una persona, y Bradner los compara con notas recordatorias que le dan instrucciones a las células.

El equipo estaba experimentando con un compuesto desarrollado en el laboratorio de Bradner llamado JQ1, que originalmente fue sintetizado en el Centro Dana-Farber para bloquear el gen causante de cáncer BRD4.

Los expertos descubrieron que parecía apuntar a una proteína específica de los testículos llamada BRDT, que le enseña a madurar a los espermatozoides.

Bradner dijo que el compuesto no parece hacer daño a las células productoras de semen, aunque éstas olvidan cómo crear espermatozoides maduros mientras están bajo la influencia del medicamento.

Bradner contactó al experto en medicina reproductiva Martin Matzuk, del Baylor College of Medicine y otro de los autores del informe, y su equipo probó el compuesto en ratones.

Lo que hallaron es que los animales comenzaron a producir menos espermatozoides, y que los que generaban eran malos nadadores. Y que el efecto desaparecía al discontinuar el uso del medicamento.

El hallazgo es sorprendente porque pocas medicinas pueden atravesar una barrera que protege a los testículos de las sustancias que flotan cerca de ellos en el torrente sanguíneo.

William Bremner, de la University of Washington en Seattle, quien no participó del estudio, dijo en un comentario que se trata de «gran un nuevo enfoque», dado que no se ha generado un contraceptivo masculino reversible para los hombres desde el desarrollo del preservativo siglos atrás.

Otros equipos han creado píldoras hormonales efectivas, pero que destruyen el equilibrio hormonal masculino, dijo Bremner.

Bradner informó que su equipo está trabajando para perfeccionar el medicamento para que sólo actúe sobre las células en los testículos, y no sobre las células cancerosas.

Si bien hay muchas pruebas por hacer antes de que pueda ser un fármaco aprobado, los expertos creen que el nuevo enfoque puede ser «completamente trasladado a los hombres, brindando una estrategia novedosa y eficaz para la anticoncepción masculina».

Reuters Health

EE UU aprueba la primera prueba casera del sida

La idea preocupa a los expertos por la falta de asesoramiento inmediato

La ventaja: sacar a la luz la infección oculta

EL PAIS. Desde la prevención a los tratamientos, no hay prácticamente un aspecto que tenga que ver con la infección por VIH (o con el sida que esta puede causar) que no esté rodeada de polémica. Cada paso que se da respecto a la última gran pandemia, que en poco más de 30 años ha llegado a todos los rincones del planeta y que afecta actualmente a 34 millones de personas en el mundo (unas 150.000 en España), levanta una polvareda. Y el último, la autorización por la Agencia del Medicamento estadounidense (FDA por sus siglas en inglés) de un test rápido de venta en farmacias para que cualquier persona se pueda hacer la prueba en casa, no ha sido una excepción.

Hasta ahora, hay dos maneras para saber si una persona está infectada por el VIH: un análisis de sangre, cuyos resultados tardan días, o una prueba en la que un dispositivo similar al de los test de embarazo detecta los anticuerpos a partir de una muestra de saliva del interesado. Una prueba fiable casi al 100% si da negativo, pero que necesita ser confirmada con la analítica tradicional si da positivo, indica Olivia Castillo, jefa del Área de Prevención (el mayor cargo a falta de que el Gobierno nombre a un responsable), del Plan Nacional para el Sida español.

Es este último tipo de prueba —la de la saliva—, la que EE UU ha aprobado para su venta sin receta. Se comercializará con el nombre de OraQuick, tendrá un precio de entre 28 y 48 euros y está diseñada, según la FDA, para que cualquiera pueda hacérsela a solas. Aunque este organismo advierte de que los resultados deben confirmarse con otros análisis adicionales. “Autorizamos su uso doméstico porque, para la persona, conocer su estado de salud es un factor esencial a la hora de prevenir esta enfermedad. Saber es el primer paso para combatir”, dice Karen Midthun, directora del centro para la Evaluación e Investigación Biológica de la FDA en un comunicado.

Algunos creen es hora de ser menos conservadores para combatir el sida

Pero ese argumento, el de la importancia de que cada vez más gente se haga las pruebas para que aflore la infección oculta, no convence a todos. Los expertos se muestran divididos entre quienes creen que cualquier tipo de prueba —casera o no— es buena y los que consideran que un test como el del VIH debe hacerse con asesoramiento médico.

En España, la prueba rápida solo se hace por el sistema sanitario o por organizaciones de atención al afectado. Aunque su venta libre en farmacias para una autoprueba “no sería ilegal”, pero ningún laboratorio lo ha solicitado, dice Castillo. Tampoco es complicada. Los ensayos que se han hecho muestran que más del 90% de los voluntarios hacía e interpretaba bien la prueba, explica.

Pero la controversia de este análisis casero es otra. De alguna manera, la gravedad que durante sus primeros 15 años acarreó la infección con su consecuencia, el sida, y su asociación con las conductas sexuales —lo que le ha dado aún más visibilidad— hicieron que alrededor del VIH se montaran unas estructuras y pautas que ahora pueden quedar en entredicho. Es lo que en el lenguaje del activismo se llama “counselling [asesoramiento] y apoyo”, admite Castillo.

La idea es que antes de hacer la prueba, durante los 20 minutos que se tarda en obtener el resultado y en el momento de dar el diagnóstico se puede hacer una importante labor de información al afectado. Si da negativo, para reforzar conductas de prevención; si no, para dar orientación y apoyo, que, en el caso de una ONG como Apoyo Positivo, llega a ofrecer terapias individuales y grupales o servicios de acompañamiento al sistema sanitario, como indica su responsable del Área de Prevención, Iosu Azqueta.

Ferran Pujol, de la ONG Hispanosida, que dirige el centro Bcn Chackpoint, un referente a la hora de hacer la prueba rápida, con más de 3.000 al año, es un firme defensor de las ventajas de este sistema. “Sinceramente, la venta libre no me parece admisible”, dice tajante. Organizaciones como la Plataforma del VIH en Europa afirman rotundamente que “la prueba, si no está vinculada al acceso al tratamiento, no es ética”.

El problema del diagnóstico tardío
está en quienes no
se creen en riesgo

Pujol cree que el diagnóstico del VIH es lo suficientemente grave o preocupante como para que lo dé alguien preparado. “Se dice que es lo mismo que con un embarazo, pero no es así. Para empezar, el embarazo no es una enfermedad. Para seguir, si el embarazo no es deseado tiene solución; con el VIH no es así”, afirma. “Pero nadie aceptaría que un médico le diera un diagnóstico de cáncer por SMS, por ejemplo”, añade Pujol. Es un diagnóstico que debe ser comunicado por un experto que pueda orientar los siguientes pasos a quien dé positivo, dice.

El coordinador del Plan Antisida del País Vasco, Daniel Zulaika, también se muestra crítico con que se vendan en la farmacia o por Internet pruebas caseras capaces de detectar en VIH. “No son unas pruebas como las de los embarazos o la glucosa. El del VIH no es el test más adecuado para autoadministrárselo; ni tiene la misma trascendencia ni una carga emocional tan potente”, opina. El experto en planes antisida recalca que la información es vital a la hora de afrontar el análisis: “Hemos comprobado que las personas llegan preocupadas y que alguien tiene que explicarles que existen falsos positivos y que la prueba hay que hacérsela tres meses después del posible contacto de riesgo, el periodo ventana”.

Azqueta, el responsable de la prueba en Apoyo Positivo, también defiende las ventajas del modelo actual. “Si una persona llega histérica a hacerse la prueba la dejamos en paz, pero, si no, es el momento de revisar qué pasa con su comportamiento, por qué ha tenido una práctica de riesgo. Y, si sale positivo, es el momento de aclarar las primeras dudas. Aún hay muchos que lo primero que preguntan es si se van a morir, y hay que explicarles que no, que hay tratamiento”, cuenta.

Esta idea de que es un diagnóstico en el que hay que estar acompañado de alguien con ciertos conocimientos es lo que había hecho que, hasta ahora, lo más lejos que se había llegado había sido a facilitar la prueba rápida a ONG —en Madrid, por ejemplo, es la propia Comunidad la que coordina el reparto y lo hace gratis— o a que se haga en farmacias; como en el País Vasco, Cataluña, Castilla y León o Ceuta. Donde funciona muy bien, según Castillo.

El caso vasco es claro. El modelo se implantó buscando un equilibrio entre accesibilidad, el anonimato y el consejo; y con el objetivo de lograr una mayor detección temprana de casos. Los test rápidos para la detección del virus —se usan unas gotas de sangre en lugar de saliva— realizados en más de 30 farmacias han sido un éxito, según Osakidetza, el sistema vasco de salud. Desde 2009 y por cinco euros, 9.500 personas se han hecho la prueba con el resultado de 95 positivos. Además, en las boticas se les asesora y se les deriva a centros especializados; una de las ventajas que aducen los impulsores de que se hagan allí las pruebas, que no tienen las caseras, donde el temor y el mal trago se afrontan en soledad. O no.

El análisis costará entre
28 y 48 euros y tardará
20 minutos en dar el resultado

Pero la cuestión es si este abordaje es suficiente. Los ensayos más recientes indican que el tratamiento es la mejor prevención para la transmisión del virus. Pero sin diagnóstico, no hay tratamiento posible. Y ese es el gran argumento de quienes creen que ha llegado la hora de “ser menos conservadores”, como dice la propia Castillo. En España se calcula que alrededor del 30% de las personas con VIH no sabe que está infectada. “Y la infección oculta es el gran problema”, apunta Pere Domingo, presidente del Grupo de Estudio de Sida de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Gesida). “Cualquier actuación que contribuya a desenmascarar la infección oculta es buena. Lo mejor es saberlo cuanto antes, y si es con este análisis casero, me parece bien”, afirma.

Domingo admite que “si se hace en casa, la situación es más compleja”. Pero lo tiene claro: “Compensa”. “Y, como si sale positivo luego hay que repetir la prueba en un centro de salud, lo único que sucede es que se dilata un poquito el asesoramiento. Son muchos los beneficios”, dice.

Enrique Ortega, presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), una organización que a diferencia de Gesida incluye también a ONG, está de acuerdo con que “teniendo en cuenta el problema del diagnóstico tardío”, esta sería “una forma más de luchar contra el VIH”. Eso sí, Ortega cree que tiene que haber una “muy buena coordinación con una unidad de enfermedades infecciosas”. Para él, la gran utilidad de la prueba casera está en que con ella se podría llegar a una población a la que no se accede normalmente, porque está sana y no van a los centros de salud. Para asegurar que los afectados no se pierden por el camino, cree que quizá se podrían poner unos teléfonos de atención para las personas a las que la prueba les diera positivo en las farmacias. En EE UU, el fabricante de la prueba, OraSure Technologies, ha asegurado que pondrá en marcha un centro de información abierto 24 horas del día.

Esa importancia de la información a la hora de hacerse la prueba y después es algo que menciona también Castillo: “Habría que cambiar los prospectos, probablemente para dar más información práctica” de adónde ir o qué hacer si sale positivo, admite.

También Zulaka, el responsable del plan antisida vasco, reconoce que el sistema tendría algunas consecuencias beneficiosas. “Quizá un mayor anonimato y poder hacer la prueba en la intimidad sea algo que pueda ser ventajoso para algún usuario de los análisis caseros, pero creemos que no compensa las otras desventajas”, concluye.

“No es como un test
de embarazo, esto requiere
apoyo”, dice un experto

Esta idea de que algunos podrían aprovecharse —en el buen sentido de la palabra— de un acceso aún más fácil también la comparte el responsable de Apoyo Positivo, Iosu Azqueta. Aunque defiende su modelo, en el que se atiende gratis a personas que piden cita previa. Para él no hay duda de que “comercializar la prueba puede ser cuantitativamente bueno: a más gente que se haga la prueba, más casos positivos [en el análisis] se van a identificar, y más se va a paralizar la epidemia”, admite.

Pero, por otra parte, esa misma idea de la comercialización de la prueba le parece un inconveniente. “Estamos hablando de un problema de salud pública, y debería ser gratuito”, opina Azqueta. Porque al cobrar se introduce otro factor de distorsión. “Si la prueba se vende, se produce una discriminación hacia quienes tienen menos medios, y eso disminuye su capacidad para decidir”.

También Pujol, el más reacio a que se cambie el actual sistema, pone el dedo en la llaga del dinero. “¿Quién se beneficiará con la venta? Tenemos un sistema que funciona y que sale barato a la Administración. Se puede incidir de manera voraz en el diagnóstico precoz, pero sin olvidar la ética”, insiste. Al “banalizar” la prueba, dice, se corre el riego de que se use de manera “abusiva”. “Se puede forzar a hacer la prueba en el ámbito doméstico para comprobar una infidelidad. O las redes de trata pueden obligar a las mujeres a hacérsela para seguirlas explotando y cobrar más a los clientes al asegurarles que la persona no tiene el VIH”.

Aun así, Pujol admite que para algunas personas “con suficiente formación” la autoprueba es una opción. “Pero a estas personas ya llegamos. El problema del diagnóstico tardío está en aquellos que no se reconocen como gais, o que tienen una relación con una transexual y llevan una doble vida”. Para Pujol, por tanto, la autoprueba podría crear otro grupo de afectados: los que sabiendo que han dado positivo, se lo niegan o no llegan al sistema sanitario. “Hasta nosotros perdemos a algunos con nuestro sistema”, dice, indicando que personas que reciben un diagnóstico positivo luego no acuden a los centros de salud para confirmar el resultado o, si su estado lo recomienda, al hospital a por medicación.

El asunto aún no ha llegado a España. Pero las alternativas están ahí. Ni solo ni acompañado el sapo de un diagnóstico positivo es fácil de tragar. La ventaja es que actualmente hay oferta suficiente para enmendar casi cualquier decisión que, por miedo o ignorancia, se tome al principio. Lo único es no dejarlo pasar.

Con información de Carolina García.

El dispositivo se probará en 1.650 mujeres de ocho lugares de África

La falta de recursos amenaza la investigación

Madrid

Anillo vaginal con antiviral para frenar el VIH. / IPM

El primer anillo vaginal con capacidad para frenar la infección por VIH ha llegado a su última fase de ensayos. Auspiciado por IPM (siglas en inglés de Grupo Internacional para los Microbicidas), traslada el modelo de los anillos anticonceptivos, con la diferencia de que en vez de liberar hormonas, secreta un antiviral, que se espera que proteja a las mujeres durante sus relaciones sexuales.

El dispositivo se va a ensayar en seis lugares de Sudáfrica, y otros dos en Ruanda y Malaui. Se probará en 1.650 mujeres que no estén infectadas por el VIH de edades entre 18 y 45 años. El trabajo está previsto que dure dos años. Al final, se comparará qué proporción de mujeres de cada grupo (las que han usado el anillo con antiviral y las que han usado otro sin fármaco) se han infectado. Se considerará un éxito la proporción de casos es un 50% menor entre quienes probaron el anillo.

La idea de desarrollar métodos que protejan del VIH a las mujeres durante las relaciones sexuales es una vieja aspiración de los epidemiólogos. El objetivo es darles una herramienta que dependa solo de ellas, ya que uno de los problemas de otros métodos, como el preservativo masculino, es que tienen que negociar su uso con sus parejas. Además, la duración de las propiedades del anillo es de unas cuatro semanas, por lo que es más fácil de usar y se puede llevar siempre puesto.

El proyecto tiene dos riesgos: el primero y más evidente, que no funcione. El segundo es que la falta de fondos impida completarlo. No es demasiado caro (la organización calcula que le bastarían unos siete millones de dólares, 4,4 millones de euros). Entre los donantes de IPM figuran las fundaciones de Bill y Melinda Gates y la Rockefeller, pero también las agencias de cooperación internacional de Alemania, Dinamarca, Reino Unido, Bélgica, Noruega, Irlanda, Canadá y Suecia. Y está también la de España, aunque la organización teme que con los recortes la aportación desaparezca.