No hay anticonceptivos específicos ni uno ideal para todas las adolescentes, lo que existe es un amplia gama de métodos a disposición de la mujer para que pueda escoger el más conveniente en cada momento y el más acorde con sus preferencias y circunstancias .
En general, si bien la mayoría de este grupo de población, considera que tiene un buen nivel de información sobre sexualidad, reproducción y anticoncepción, lo cierto es que se trata de un conocimiento superficial, no integrado en sus vidas, basado en las conversaciones con sus iguales, las redes, la televisión…lo que se traduce en muchas ideas erróneas, en el uso inadecuado o no uso de métodos anticonceptivos y conductas de riesgo con consecuencias como los embarazos no deseados y las infecciones de transmisión sexual.
La edad o la paridad no es razón suficiente para descartar ningún método anticonceptivo pero dado que este grupo de población presenta mayores tasas de fracaso y abandono del método, puede ser decisivo para asegurar un adecuado cumplimiento y evitar el rechazo y el mal uso del método, que la elección sea personal y motivada por las razones que la adolescente considere oportunas.
En líneas generales, las adolescentes pueden utilizar cualquier método anticonceptivo, incluidos los hormonales como la pastilla, el parche, el anillo, el implante o el DIU (hormonal o de cobre), y la anticoncepción de emergencia, puesto que se trata de mujeres jóvenes, habitualmente sin ninguna patología y prácticamente no existen contraindicaciones absolutas. No obstante y aunque no siempre es necesaria la realización de un examen ginecológico, la decisión ha de estar supervisada por un/a médico/a.
Una buena elección para adolescentes sanas que mantienen relaciones sexuales con frecuencia
es aquella que incluye el uso del preservativo para prevenir ITS y un método seguro, cómodo, eficaz y reversible para aumentar la eficacia anticonceptiva.
Los y las adolescentes tienen derecho a ser sexualmente activos y el disfrute responsable de su sexualidad.
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