Por Amy Norton

Las mujeres que se realizan un aborto en el segundo trimestre prefieren la cirugía y no la «píldora abortiva», según un estudio realizado en el Reino Unido.

Al azar, a 122 mujeres se les realizó un aborto quirúrgico o inducido por medicamento en el segundo trimestre del embarazo. Todas las mujeres tratadas quirúrgicamente dijeron que, si era necesario, volverían a optar por ese procedimiento.

En cambio, publica BJOG, apenas el 53 por ciento de las mujeres tratadas químicamente opinó lo mismo.

Además, el grupo que recibió medicación tuvo más dolores y hemorragias vaginales que las participantes tratadas quirúrgicamente. Y dos semanas después de la intervención, registraron un resultado promedio mayor en una escala estandarizada de medición de los síntomas psicológicos «intrusivos», como pensamientos no deseados o pesadillas.

Los resultados sugieren que, cuando se trata de abortos en etapas avanzadas del embarazo, muchas mujeres optarían por el enfoque quirúrgico.

Los abortos químicos suelen realizarse con mifepristona, un fármaco conocido como la «píldora abortiva», junto con una medicación hormonal llamada misoprostol, que provoca contracciones uterinas.

En Estados Unidos, la píldora abortiva está aprobada para su uso en las primeras nueve semanas del embarazo. En el Reino Unido, en las primeras 24 semanas de gestación.

No obstante, la mayoría de los estudios comparativos de seguridad y efectividad de los abortos químicos y quirúrgicos se había concentrado en los procedimientos realizados durante el primer trimestre.

El equipo de Teresa Kelly, de la Newcastle University en Gran Bretaña, estudió a 122 mujeres que solicitaron un aborto entre las semanas 13 y 20 de embarazo y consintieron someterse al azar a un aborto químico o quirúrgico.

El grupo tratado con mifepristona oral regresó a la clínica de 36 a 48 horas después para recibir varias dosis de misoprostol hasta el momento del aborto.

Antes del procedimiento y dos semanas después, las mujeres respondieron un cuestionario estandarizado para medir la respuesta psicológica a las experiencias estresantes.

Las mujeres calificaron los síntomas físicos durante y después del procedimiento, y precisaron información sobre el estado de salud general y los síntomas depresivos.

Sólo el 60 por ciento de las pacientes completó el seguimiento.

En ese grupo, las mujeres tratadas químicamente sintieron más dolor el día del aborto y los días siguientes, además de más sangrado vaginal después del alta (un 37 por ciento dijo que era más denso que un período menstrual, comparado con el 4 por ciento de la cohorte tratada quirúrgicamente).

Además, ninguna de las mujeres tratadas quirúrgicamente opinó que la experiencia había sido peor que lo esperado, comparado con el 53 por ciento del grupo tratado químicamente.

Asimismo, mientras que en ambos grupos no varió demasiado el resultado promedio en la medición del estrés psicológico, el grupo tratado químicamente tuvo más pensamientos intrusivos.

FUENTE: BJOG, online 22 de septiembre del 2010