• La tasa de abortos se estabiliza, cortando su histórica tendencia a la baja
• En 2008, el 49% de las intervenciones fueron inseguras. En 1995, el 44%
• Los procedimientos clandestinos provocan el 13% de las muertes maternas
Cristina de Martos | Madrid
EL MUNDO. Después de una década de caídas, la tasa de abortos ha permanecido estable entre 2003 y 2008, con un ligero ascenso en algunas regiones del mundo. Esta tendencia coincide con un menor acceso a los métodos de planificación familiar, según un informe elaborado por el Instituto Guttmacher y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Muchos de estos procedimientos se llevan a cabo de forma insegura y provocan el 13% de las muertes maternas.
Entre 1995 y 2003, el número de abortos cayó de 35 a 29 por cada 1.000 mujeres en edad fértil. En 2008, «la tasa global de abortos permaneció virtualmente estable en 28 por cada 1.000», señala el estudio publicado en ‘The Lancet’. «Esta meseta coincide con un descenso en el consumo de anticonceptivos», incide Gilda Sedgh, principal investigadora. «Sin una mayor inversión en servicios de planificación familiar de calidad, podemos asumir que esta tendencia persistirá».
«Estas últimas cifras son muy alarmantes. El progreso hecho en los 90 está ahora en recesión. Promover y ejecutar políticas que reduzcan el número de abortos es ahora una prioridad urgente para todos los países y para las agencias de salud global, como la OMS», ha declarado Richard Horton, editor de la revista británica. «Condenar, estigmatizar y criminalizar el aborto son estrategias crueles y fallidas. Es tiempo de poner el acento en reducir el daño y eso significa tener leyes del aborto más liberales».
Las muertes se pueden evitar
El estudio también ha identificado un aumento de los abortos en los países en desarrollo, donde la intervención suele ser clandestina e insegura al estar penalizada por la ley. Las consecuencias de esta situación se pagan en vidas.
Por cada 100.000 interrupciones del embarazo practicadas en EEUU en las condiciones adecuadas, mueren 0,6 mujeres. Cuando se trata de un aborto inseguro, la tasa de mortalidad se multiplica por 350 (220 defunciones por cada 100.000 procedimientos). La inmensa mayoría de estas muertes ocurre en los países pobres. Además, 8,5 millones de mujeres sufren cada año complicaciones causadas por estas intervenciones. La mayor parte también, en el tercer mundo.
«Las muertes y la discapacidad relacionadas con los abortos inseguros son completamente prevenibles y se han hecho algunos progresos en las regiones en desarrollo», subraya Iqbal H. Shah, de la OMS. «África es la excepción, donde vive el 17% de las mujeres en edad fértil del mundo y donde se produce la mitad de los fallecimientos causados por estos procedimientos».
Falta comprensión
Estas cifras, probablemente infravaloradas, «apuntan a la debilidad de algunos argumentos en favor de la restricción del aborto», señalan en un editorial Beverly Winikoff y Wendy R. Sheldon, de Gynuity Health Projects (EEUU). «Las restricciones legales no llevan a la reducción del número de abortos […] Los datos confirman lo que sabemos desde hace décadas: que las mujeres decididas a terminar un embarazo no deseado buscarán el aborto a cualquier precio, incluso si es ilegal o si pone en riesgo su propia vida», añaden.
Un elocuente ejemplo es el de la región del sur de África, donde el 90% de las mujeres viven bajo el amparo de la legislación sudafricana, liberal en lo que al aborto se refiere. Esta zona tiene la tasa de interrupciones del embarazo más baja del continente negro, 15 intervenciones por cada 1.000 mujeres (en Europa Occidental es de 12).
Como apuntan Winikoff y Sheldon, para evitar estas muertes no faltan remedios desconocidos en los países más afectados, ni costosas tecnologías que llevar hasta estos lugares, ni existen diferencias biológicas entre las mujeres de las distintas regiones. «Si existe alguna carencia, es la de comprensión: una voluntad de sacrificar vidas en favor de la ideología de la autoridad moral, de la aceptabilidad social o del mantenimiento de un posición política cómoda».