Por Genevra Pittman

NUEVA YORK (Reuters Health) – Los estados con los programas de educación sexual más amplios registran la tasa más baja de partos de adolescentes, aunque eso podría atribuirse más a las diferencias políticas, religiosas y sociales, según un nuevo estudio.

«Aunque la cantidad de partos de madres adolescentes y de embarazos adolescentes disminuye año tras año (), todavía tenemos diferencias entre los estados y conservamos las tasas más altas de los países industrializados», sostuvo Patricia Cavazos-Rehg, de Washington University, St. Louis.

El equipo de Cavazos-Rehg comparó los programas educativos de 24 estados con la cantidad de embarazos adolescentes (entre 15 y 17 años) entre 1997 y el 2005.

Las diferencias fueron enormes: desde un parto por cada 100 adolescentes de Nuevo Hampshire hasta tres o cuatro partos por cada 100 adolescentes de Arkansas.

Los autores explican en Archives of Pediatrics & Adolescente Medicine que cuantos más distritos de un estado enseñaban cómo usar un preservativo, prevenir el VIH y otros temas, menos partos adolescentes habían en ese estado.

Sin embargo, ese resultado comenzó a desvanecerse al considerar la etnia, la pobreza y la cantidad de delitos.

Los estados con una mayor cantidad de minorías y delitos eran los que menos educación sexual impartían y los que más nacimientos de madres adolescentes registraban.

Y al sumar al análisis la «religiosidad» y las leyes sobre el aborto, los programas de educación sexual ya no permitían pronosticar las tasas de partos de madres adolescentes.

Para los autores, estos resultados tienen varias interpretaciones, pero ninguna sugiere que los programas de educación sexual no ayuden a los adolescentes.

«Pueden existir diferencias enormes entre los estados aunque en ambos se enseñe cómo utilizar un preservativo o evitar un embarazo», sostuvo Amy Bleakley, de University of Pennsylvania, Filadelfia.

Cavazos-Rehg consideró que los abortos explicarían una parte de esas diferencias en la cantidad de partos de madres adolescentes, pero no todo.

Aunque los datos sobre los embarazos adolescentes no fueron tan amplios, su investigación demostró que las tasas son mucho más altas en Arkansas y Misisipi que, por ejemplo, en Nueva Inglaterra.

Independientemente de lo que los adolescentes aprenden en el colegio, la posibilidad de acceder fácilmente a los preservativos y que sus padres respalden «las decisiones sexuales saludables» dependería más de las políticas y los factores sociales de cada estado, opinó Marla Eisenberg, de University of Minnesota, Minneapolis.

Aun así, los expertos coinciden en que la educación sexual puede mejorar.

Para evitar el embarazo adolescente, Cavazos-Rehg consideró que los alumnos deben aprender algo más que cómo usar un preservativo; hay que explicarles qué consecuencias tiene el embarazo y la llegada de un hijo.